No nos agotaremos de repetir que cada día hay menos fronteras que separan los géneros y las plataformas, y contemplamos con asombro como cada vez hay más títulos en videoconsolas que hace unos pocos años se considerarían impensables. Es, por ejemplo, el caso de Civilization Revolution la arriesgada apuesta de Firaxis por trasladar la épica saga estratégica a PlayStation 3, Xbox 360, Wii y Nintendo DS.
Hemos tenido la oportunidad de poner nuestras manos sobre la edición de la consola de Microsoft, idéntica en términos técnicos y jugables a la de PS3, y lo cierto es que el resultado es por ahora extraordinario. El sistema empleado por el estudio para adaptar las necesidades de esta clase de títulos a los rigores del pad es sobresaliente, primando la rapidez y lo intuitivo sobre cualquier otro factor.
El primer Civilization de consolas apuesta decididamente por la sencillez, aunque sin renunciar a la complejidad que siempre han atesorado todas sus entregas.
La Guerra Paciente
El pad ya no es un impedimento para la estrategia en consolas. Tras tener acceso a RTS de nuevo cuño como World in Conflict: Soviet Assault, Halo Wars o precisamente Civilization Revolution, podemos afirmar rotundamente que el género funciona a la perfección en estas nuevas plataformas.
El pad ya no es un impedimento para la estrategia en consolas. Tras tener acceso a RTS de nuevo cuño como World in Conflict: Soviet Assault, Halo Wars o precisamente Civilization Revolution, podemos afirmar rotundamente que el género funciona a la perfección en estas nuevas plataformas.
La fórmula utilizada por Firaxis es abrumadoramente sencilla, pero no por ello deja de funcionar a la perfección, ayudada en cierta medida por el ritmo lento y sesudo del juego.
Las palancas son, como no podía ser de otro modo, el eje principal del funcionamiento del título. La izquierda sirve para desplazar a las unidades –marcando el casillero hasta el que queremos que lleguen con la retícula de control-, y la derecha se emplea para desplazarnos por el mapa. Con el gatillo izquierdo podremos alejarnos para tomar perspectiva, y con el derecho obtendremos el rótulo con las características de la facción en el turno de la partida.
Revolution apuesta por un ingenioso sistema para aunar desplazamientos y movimiento de cámara en las dos palancas del pad.
Por otra parte el botón superior derecho nos permitirá acceder a las opciones de diplomacia, mientras que con el izquierdo visitaremos nuestras ciudades, donde edificar construcciones o reclutar nuevas tropas.
Eso es todo, así de sencillo. Con este puñado de controles y con el apoyo contextual que brindan los botones verde, rojo, azul y amarillo en determinadas circunstancias, se logra un todo compacto y veloz que funciona de forma excepcional.
Las Piezas del Tablero
El primer paso antes de imbuirse en la campaña individual será escoger el nivel de dificultad que queremos adoptar entre los cinco presentes: Jefe, Caudillo, Rey, Emperador y Deidad. Oscilando éstos entre los grados de agresividad de los rivales y la ayuda de los consejeros.
El primer paso antes de imbuirse en la campaña individual será escoger el nivel de dificultad que queremos adoptar entre los cinco presentes: Jefe, Caudillo, Rey, Emperador y Deidad. Oscilando éstos entre los grados de agresividad de los rivales y la ayuda de los consejeros.
Con un estilo divertido y muy cercano a los Sims, los personajes de Revolution gozan de un excelente modelado y de unas actitudes tremendamente expresivas.
Una vez elegido el grado de dificultad será el turno de optar por una civilización u otra de entre el gran abanico que oferta Civilization Revolution, cada una de ellas con sus fortalezas y debilidades y, así mismo, con sus unidades especiales y con un énfasis extraordinario en los bonus que no tenían tanta importancia en entregas anteriores.
Así Roma está liderada por el Cesar, y cuenta con las tecnologías de la República y la Legislación; Egipto tiene a Cleopatra y dispone de una maravilla antigua; los griegos tienen por cabeza a Alejandro y cuentan con una delegación; España está regida por Isabel la Católica y comienzan con el conocimiento de la navegación; los alemanes, por su parte, tienen a Bismarck y disfrutan de mejoras automáticas para las unidades de élite; Rusia tiene al frente a Catalina y empiezan la partida con el mapa de su región; Mao es el máximo mandatario de China, donde ya conocen la escritura; Abraham Lincoln es el solemne jefe estadounidense, y su condición de Gran Personaje es la principal fortaleza de la facción; Japón, por otra parte, tiene el conocimiento del Entierro Ceremonial, y están dirigidos por Tokugawa.Napoleón es quien manda en Francia, y cuentan con la impresionante Catedral; la India de Ghandi es otro de los bandos, y su principal fortaleza es la de contar de inicio con todos los recursos; Saladino es el temible árabe, cuya mayor ventaja es la de contar con el conocimiento de la religión; los aztecas de Moctezuma comienzan con una gran cantidad de oro; Chaka gobierna a los impredecibles zulúes, y pueden arrasar las ciudades desde el comienzo; el temible Gengis Kan encabeza a los mongoles con el 50% de intercambio en las ciudades capturadas; y, por último, Isabel I es la monarca de Inglaterra, siendo esta tradición dinástica su principal fortaleza.
Comenzamos, como es tradicional en las series, con una sola ciudad y la premisa de tomar el mundo: ya sea sometiéndolo por la fuerza, lográndolo con una victoria científica, o, como novedad, obteniendo la victoria económica fruto de una gran fortuna o la cultural al conseguir 20 grandes personajes, maravillas o ciudades.
Investigación como Piedra Angular
Como hemos señalado los bonus de cada facción tienen muchísima importancia ya desde el principio, y gracias a los que trae consigo cada uno de los bandos podremos comenzar la partida siendo fuertes en un determinado aspecto. No obstante la saga Civilization siempre ha estado ligada a la palabra evolución, y como tal fundamenta profundamente su jugabilidad en el desarrollo de nuevas tecnologías y en la adquisición de experiencia por parte de las unidades.
Como hemos señalado los bonus de cada facción tienen muchísima importancia ya desde el principio, y gracias a los que trae consigo cada uno de los bandos podremos comenzar la partida siendo fuertes en un determinado aspecto. No obstante la saga Civilization siempre ha estado ligada a la palabra evolución, y como tal fundamenta profundamente su jugabilidad en el desarrollo de nuevas tecnologías y en la adquisición de experiencia por parte de las unidades.
La expansión de nuestra ciudad dependerá, como siempre, muy mucho de los terrenos que la circunden. Así que será muy importante el erigirla en el lugar adecuado.
De este modo un pequeño ejército de tres hombres puede transformarse progresivamente y con el transcurrir de decenas de batallas en una verdadera unidad de élite, y según se desarrolle su progreso podremos escoger entre las diferentes habilidades que más nos interesen, pudiendo obtener ventajas de defensa, curación automática, o movimientos extra dentro de un turno.
Los obreros y las carreteras, por su parte, se construyen de forma automática simplificando sensiblemente el sistema con respecto a la versión de compatibles, pero sin ser factores que se echen en falta. Y es que todo en Revolution da la impresión de obedecer a un prisma más centrado en la construcción de ciudades y la evolución dentro de las diferentes ramas tecnológicas.
Las maravillas son una excelente forma de adelantarse al enemigo y obtener importantes bonus.
Entre las novedades, en esta ocasión militares, también se cuenta la posibilidad de retirarnos en mitad de un combate, añadiendo un pequeño matiz en tiempo real a un desarrollo por lo demás tan marcado por los turnos como es costumbre en la saga. El espionaje es otro de los más fascinantes añadidos, y supone añadir la posibilidad de sabotear construcciones, destruir la producción, e incluso la de secuestrar a las grandes personalidades del enemigo.
Revolution, en definitiva, captura con un estilo desenfadado y con afán de sencillez todas las premisas que han hecho grande a la saga Civilization durante años en compatibles. Atractivo visualmente y con una jugabilidad impecablemente adictiva este título tiene mimbres para suponer el brillante salto de las prestigiosas series de Sid Meier a consolas.
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