El lanzamiento de Fable III está a la vuelta de la esquina, como quien dice, y cualquier feria es un pretexto fantástico para volver a acercarse a la nueva joya de Peter Molyneux y los chicos de LionHead Studios. La expresión “la obra más ambiciosa de” es usada muy a menudo, pero pocas veces con las garantías con las que se acomete esta tercera entrega de las series de rol y aventuras.
50 años más tarde de la conclusión de Fable II encarnamos a uno de los hijos de su protagonista, como ya adelantamos en los primeros avances, y es que el juego de Xbox 360 seguirá los pasos de Mass Effect 2 en cuanto a la importación de partidas para que las decisiones clave que tomamos en su momento tengan repercusiones en la nueva entrega.
De Sangre Real
En Fable III somos uno de los dos hijos que el protagonista de la segunda parte tuvo. El segundo de ellos se ha convertido en el monarca de Albion, y lo cierto es que no lo ha hecho muy bien. El reino se debate en el caos, y su hegemonía se considera una de las peores cosas que le han pasado al reino. En nuestro papel deberemos reclamar el trono, y para ello nos sumergiremos en la vertiente más aventurera del título, la única que se ha mostrado en la feria.
Lo primero que llama la atención de Fable III es la ausencia completa de interfaces, lo que vemos es lo que hay y por mucho que parezca que un RPG necesita de este tipo de HUDs recargados, la nueva aventura de LionHead Studios parece desenvolverse con comodidad en la ausencia de cualquier tipo de elemento que se interponga entre el jugador y lo que se ve en pantalla. Para retratarlo podríamos mencionar infinidad de ejemplos, desde la forma de crear el personaje hasta el lanzamiento de hechizos, sin embargo nos quedaremos con el más descriptivo de ellos.
Es difícil crear un juego más intuitivo que Fable III. Toda la vertiente de personalización del comienzo del juego no se realiza con menús, sino caminando a través de estancias como si de un castillo se tratara.
En esta misma línea hay que remarcar también que todas las acciones sociales son ahora... eso mismo... sociales. En Fable II se prestó mucha atención a este aspecto con un sin fin de actividades que podíamos hacer nosotros mismos para halagar, atraer, divertir o aterrorizar a los civiles. En esta ocasión el protagonista dará un paso más allá relacionándose directamente con sus congéneres, ya sea estrechándose la mano, abrazándose, etcétera. Esta es la parte en la que tanto insistió Molyneux en las primeras presentaciones del juego como algo revolucionario. Ciertamente es algo que nunca habíamos visto planteado de esta forma, pero su impacto jugable en esta demostración parece ciertamente reducido. Habrá que ver cómo se desarrolla esta novedad en futuras presentaciones y cómo afecta a la experiencia en el juego final antes de elaborar un juicio.
La cooperación sí será en Fable III una faceta estimable del juego tras el tropiezo que supuso en la segunda parte. Ahora los dos jugadores tendrán un peso en la acción y las interacciones entre ambos se aumentarán llegando incluso al matrimonio.
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