BioWare pone ante ti el  vasto universo de Star Wars para que disfrutes, en compañía de miles de  usuarios más, del que es uno de los mejores y más completos juegos de  rol multijugador masivos en línea del mercado; pero también un digno  sucesor a nivel argumental del genial Knights of the Old Republic.
Hasta el momento parecía que las grandes historias  estaban muy al margen del género de los juegos de rol multijugador  masivos en línea, que se habían limitado a sumergir a los jugadores en  fastuosos mundos de fantasía y ciencia ficción sin conceder demasiado  trasfondo a las acciones que se debían acometer ni darle importancia al  argumento mismo. Algo que estamos seguros cambiará a partir de ahora  gracias al genial Star Wars: The Old Republic, un título en el  que por primera vez sentiremos ser alguien que realiza acciones útiles y  con sentido dentro de un vasto universo compuesto por miles de  jugadores con la misma impresión. Y el resultado es, como decimos, uno  de los títulos más completos y adictivos del momento; una buena muestra  del talento de BioWare, que sin haber roto moldes, ya que estamos  ante un título muy conservador en el plano jugable, sí ha sabido dejar  su marca de la mejor forma posible: con uno de esos títulos que se  recuerdan y que estamos seguros supondrá un antes y un después en el  disputado mercado de los juegos de rol multijugador en línea.
 Forja tu destino 
Acostumbrados a lidiar con un género anquilosado en argumentos tan discretos como carentes de imaginación, encontrarnos ante un juego de rol multijugador masivo online que presenta hasta ocho historias individuales con horas y horas de contenido exclusivo para cada personaje resulta, cuanto menos, sorprendente. Pero esto es precisamente lo que ofrece The Old Republic. Un título que nos sumerge en un feroz conflicto bélico entre las fuerzas de la República y el incipiente Imperio de los Sith unos 3.500 años antes de los sucesos narrados en el Episodio I, permitiéndonos afrontar la guerra desde muy distintos puntos de vista dependiendo de la clase de personaje escogida y, por supuesto, el bando al que defender. Algo que tendrá efectos inmediatos no solo en lo estético, con planetas y zonas exclusivas para cada facción y personaje, sino principalmente en lo argumental.
Además, los diálogos han adquirido una importancia capital equiparándose a los de cualquier juego de rol tradicional, lo que incluye decisiones morales  que pueden afectar al devenir de los acontecimientos. Por tanto, no  hablamos únicamente de un alineamiento moral que nos permitirá usar  objetos exclusivos, sino también, del hecho de que muchas misiones  pueden resolverse de forma distinta dependiendo de cómo nos  comportemos, abriendo así nuevos hilos argumentales con misiones  distintas. E insistimos que esta enorme carga argumental está presente  en todas y cada una de las misiones del juego, sin importar si estas son  principales o simples tareas secundarias. Hasta tal punto es así, que  muchas de estas misiones opcionales ofrecen tramas tan maduras y  sorprendentes que resulta inevitable no sonreír ante el ingenio de  BioWare, que gracias a este gran paso adelante ha logrado tirar por  tierra el mito de los MMORPG sin argumento.
Jugabilidad galáctica 
The Old Republic resulta muy novedoso en determinados aspectos, pero también muy conservador en otros tantos; principalmente en el plano jugable, donde no se aleja mucho de lo visto hasta el momento en el género, lo que significa que cualquier aficionado se hará enseguida con este sistema de juego que apuesta por una clara diferenciación entre las distintas clases de personaje para fomentar, lógicamente, el juego en equipo. Y es importante destacarlo porque a primera vista el título de BioWare parece apuntar a un desarrollo de la acción demasiado individualizado, principalmente por la incorporación de los Compañeros, de los que hablaremos más adelante, que resultarán claves para sobrevivir a muchos encuentros. Pero pronto llegarán las misiones heroicas y los jefazos de turno, y entonces será necesario recurrir también a otros aliados.
Acostumbrados a lidiar con un género anquilosado en argumentos tan discretos como carentes de imaginación, encontrarnos ante un juego de rol multijugador masivo online que presenta hasta ocho historias individuales con horas y horas de contenido exclusivo para cada personaje resulta, cuanto menos, sorprendente. Pero esto es precisamente lo que ofrece The Old Republic. Un título que nos sumerge en un feroz conflicto bélico entre las fuerzas de la República y el incipiente Imperio de los Sith unos 3.500 años antes de los sucesos narrados en el Episodio I, permitiéndonos afrontar la guerra desde muy distintos puntos de vista dependiendo de la clase de personaje escogida y, por supuesto, el bando al que defender. Algo que tendrá efectos inmediatos no solo en lo estético, con planetas y zonas exclusivas para cada facción y personaje, sino principalmente en lo argumental.
Un  aspecto que a primera vista puede parecer meramente estético pero que  pronto se torna en uno de los ejes principales sobre el que se cimenta  este título tan genial como adictivo. Y la razón es bien sencilla, ya  que el simple hecho de sentir que formamos parte de este universo  tomando partido en muchas decisiones trascendentales crea tales cotas  de inmersión, que ahora nos resulta muy difícil imaginar un juego de  este tipo con un trasfondo argumental menos elaborado. Y esto lo decimos  a sabiendas de que el estilo de juego no se aleja mucho de lo visto  hasta el momento en el género, con las típicas misiones de exterminar a  un número concreto de enemigos, recoger objetos varios, o entregar  mensajes a otros personajes por citar algunos ejemplos.
La  gran diferencia, el aspecto que hace único a The Old Republic, es que  por primera vez todo lo que hacemos tiene un gran sentido argumental, y  eso es algo que lo cambia todo. Así, tareas tan rutinarias y habituales  como por ejemplo andar exterminando a la fauna de un planeta para  recoger sus restos, adquieren un tono mucho más dramático y épico  dependiendo de las circunstancias en las que nos vemos envueltos, con  situaciones en las que tendremos en nuestras manos, literalmente, la  vida de los personajes que nos rodean. Y esto es algo que se repite una y  otra vez en todas y cada una de las cientos y cientos de misiones que  podemos afrontar con historias más o menos elaboradas, pero siempre con  la suficiente carga argumental como para invitarnos a seguir explorando  este universo de ciencia ficción.

Nunca el universo Star Wars había mostrado una profundidad y nivel argumental como el visto en este título.
Pero  lo mejor es que del mismo modo que podemos compartir aventuras con  otros jugadores exterminando a enemigos en equipo, también podemos  disfrutar de estos diálogos en compañía de otros jugadores con  interesantes resultados a nivel argumental. No por nada, hay que tener  en cuenta que cada guerrero cuenta con una personalidad propia, por lo  que no podemos esperar que un Jedi dé una respuesta similar a la que  daría un contrabandista o un soldado raso. Y esto es algo que BioWare ha  plasmado a la perfección en estos diálogos donde los jugadores eligen  la respuesta que desean formular, y el juego decide quién es el que  hablará en base a una tirada de dados. ¿Consecuencias a nivel práctico?  Que se produzcan situaciones que en la vida habríamos aceptado, como  arrasar un planeta con una lluvia de misiles simplemente porque nuestra  respuesta no obtuvo la puntuación más alta. Aparte, se nos premiará con  una serie de puntos sociales que podremos invertir posteriormente en la adquisición de ítems exclusivos, lo que fomenta todavía más este tipo de encuentros.

Héroes  o villanos, todas nuestras acciones tendrán consecuencias en el juego  con nuevas misiones, objetos exclusivos y personajes que modificarán su  apariencia.
The Old Republic resulta muy novedoso en determinados aspectos, pero también muy conservador en otros tantos; principalmente en el plano jugable, donde no se aleja mucho de lo visto hasta el momento en el género, lo que significa que cualquier aficionado se hará enseguida con este sistema de juego que apuesta por una clara diferenciación entre las distintas clases de personaje para fomentar, lógicamente, el juego en equipo. Y es importante destacarlo porque a primera vista el título de BioWare parece apuntar a un desarrollo de la acción demasiado individualizado, principalmente por la incorporación de los Compañeros, de los que hablaremos más adelante, que resultarán claves para sobrevivir a muchos encuentros. Pero pronto llegarán las misiones heroicas y los jefazos de turno, y entonces será necesario recurrir también a otros aliados.
Si hablamos de las cuatro clases de combatiente que presenta cada facción, estas responden a los arquetipos habituales  en el género, aunque con interesantes novedades como la importancia de  las coberturas para los soldados, que tendrán que hacer un uso intensivo  de éstas si no quieren caer a las primeras de cambio. Al alcanzar el  nivel diez y abandonar el mundo inicial que actúa a modo de tutorial, el  jugador deberá optar por una de las dos especializaciones que  brinda cada personaje, y que a su vez siempre ofrecen dos caminos más  para ampliar al máximo la variedad de guerreros en el juego. Esto  significa que un Sith Inquisidor, que está especializado en el  uso de la Fuerza puede dar el salto a la rama de los asesinos sigilosos u  optar por convertirse en Sorcerer, ampliando notoriamente su dominio de  la Fuerza para realizar ataques a distancia. Pero estos mismos  personajes pueden optar por una vía más defensiva en el caso del  primero, que también pueden actuar como tanques (especialistas en  soportar daño para que no lo reciban sus aliados), o sanadores si  hablamos de los Sorcerer.Para ello, BioWare ha apostado sobre seguro y ha creado un sistema de progresión  basado en las habilidades propias de clase y especialización que se  irán desbloqueando conforme subamos de nivel y paguemos a un maestro  para que nos las enseñe, más un árbol de talentos dividido en  tres ramas distintas que ahondan en la citada doble especialización de  cada guerrero. Por tanto, dependiendo de los talentos que vayamos  desarrollando nuestros personajes adquirirán mejores aptitudes  ofensivas, mayor capacidad para generar odio entre los rivales, mayor  resistencia a los golpes, mejoras en las habilidades de sanación, la  eliminación completa de los tiempos de espera en determinados ataques,  etc.
Sí  es cierto que en el tramo final se echan en falta una mayor cantidad de  contenidos, ya que se pueden completar todas las misiones poco antes de  alcanzar el nivel 50 y no tener muy claro hacia dónde tirar; pero todo  parece indicar que BioWare está al tanto de este detalle y la inclusión  de un planeta como Illum, en el que todo el territorio está  abierto al combate entre jugadores, es una buena muestra de ello. Sobre  todo porque regularmente incluirán grandes eventos en esta zona, a lo  que debemos sumar la posibilidad de completar las citadas Flashpoints en  modo heroico, afrontar las dos temibles raids finales junto a 16 jugadores, ir en busca de los datacrones  ocultos en cada planeta (permiten mejorar permanentemente las  estadísticas del personaje), o entablar encuentros en los distintos  planetas del juego para hacer frente a los devastadores Jefes Épicos de Mundo; un tipo de enemigos que echábamos de menos en el género de los MMORPG y que BioWare ha sabido rescatar con mucho acierto.
Y  esto es algo que descubriremos poco a poco conforme avancemos en la  aventura, ya que pasaremos de recorrer un planeta inicial bastante  lineal y reducido en sus dimensiones, a un segundo mundo (la capital de  cada facción) algo más grande, para terminar recorriendo la galaxia con  total libertad gracias a la nave que obtendremos al alcanzar, más  o menos, el nivel 17 de habilidad. En este punto es importante reseñar  que no será posible realizar vuelos por el espacio en tiempo real, ya  que los viajes entre mundos se realizan a través de un mapa de la galaxia ubicado en la cabina de mando de nuestra nave. Sin embargo, BioWare sí ha incluido una serie de divertidas misiones sobre raíles  a bordo de la nave, que nos plantearán retos basados en la  supervivencia, en la eliminación de enemigos, o la escolta de aliados  durante un tiempo concreto.
Un aliado valioso 
El otro gran elemento diferenciador de The Old Republic lo encontramos en la figura de los Compañeros que viajarán junto a nuestro héroe durante la partida. Y es que en todo momento podemos ir acompañado de uno de estos personajes, basados en los arquetipos habituales de tanque, sanador o daño por segundo, para que nos apoyen durante las batallas. Unos aliados fantásticos que mejorarán sus habilidades al mismo ritmo que nosotros mientras les equipamos también con diversos objetos para potenciar sus atributos especiales. Por tanto, no debemos confundirlos con simples mascotas que están ahí “de bonito”, ya que el jugador debe apoyarse en ellos, aprovechándose incluso de sus habilidades especiales para sortear algunos de los retos más duros del juego
 
Un sistema que, como  decimos, apuesta sobre seguro pero que funciona a las mil maravillas.  Sobre todo por la ingente cantidad de contenidos jugables que presenta  el título, que siempre nos mantendrá realizando misiones acordes a  nuestro nivel sin generar esa sensación de vacío que han mostrado otros  referentes del género. Algo que se nota, por ejemplo, en la inclusión de  15 flashpoints que se irán desbloqueando progresivamente para  que todos los jugadores, ya sean recién llegados que dan sus primeros  pasos o los que ya llevan horas y horas a sus espaldas, tengan grandes  desafíos a los que acudir regularmente para mejorar su nivel de  experiencia y obtener algunos de los objetos más valiosos del juego.

El  juego apuesta por un diseño artístico a medio camino entre lo visto en  la serie de animación Las Guerras Clon y un aspecto más realista. El  resultado es de lo más vistoso.
Por  todo esto consideramos que The Old Republic es ahora mismo el juego de  rol multijugador masivo en línea más completo del momento; porque ya de  primeras incluye una ingente cantidad de contenidos jugables de altísimo  nivel para todos los tipos de personaje disponibles, fomentando además  la rejugabilidad del título gracias al magnífico argumento que  presentan cada uno de los ocho protagonistas. ¿Lo malo? Que por supuesto  queremos más y más, pero como punto de partida, a nivel de contenidos,  The Old Republic resulta impresionante.

Al  alcanzar el nivel 25 podremos desbloquear la habilidad para pilotar  vehículos por el "módico" precio de 40.000 créditos. La moto se paga  aparte, por supuesto.
Secuencias  muy centradas en la acción pero que sin embargo no se olvidan del  componente rolero, gracias sobre todo a la necesidad de buscar un  equipamiento adecuado para mejorar los escudos de la nave, su capacidad  de almacenamiento de misiles, la potencia de juego, etc. En este  sentido, de momento no hay demasiadas misiones de este tipo ni tampoco  estas destacan por su profundidad a nivel jugable, pero suponen un  fantástico divertimento para esos momentos en los que necesitamos matar  el tiempo y no nos apetece andar recorriendo los planetas de cabo a  rabo. Además, en BioWare prometen grandes novedades al respecto como la  inclusión de grandes naves para los Gremios, que podrían sumarse a  las misiones espaciales cooperativas y la posibilidad de disfrutar de  batallas PVP contra otros usuarios a bordo de distintos tipos de naves.  Como siempre, soñar es gratis.

Durante  las Flashpoints los jugadores deben cooperar al máximo para sobrevivir a  los duros desafíos que plantea el juego. Algo que nos encanta.
El otro gran elemento diferenciador de The Old Republic lo encontramos en la figura de los Compañeros que viajarán junto a nuestro héroe durante la partida. Y es que en todo momento podemos ir acompañado de uno de estos personajes, basados en los arquetipos habituales de tanque, sanador o daño por segundo, para que nos apoyen durante las batallas. Unos aliados fantásticos que mejorarán sus habilidades al mismo ritmo que nosotros mientras les equipamos también con diversos objetos para potenciar sus atributos especiales. Por tanto, no debemos confundirlos con simples mascotas que están ahí “de bonito”, ya que el jugador debe apoyarse en ellos, aprovechándose incluso de sus habilidades especiales para sortear algunos de los retos más duros del juego
En  este punto, es importante destacar el papel que jugarán también estos  personajes durante los diálogos, ya que a veces intervendrán en las  conversaciones para dar su opinión o criticar algo que no les haya  gustado. Y esto es muy importante, pues cada uno de nuestros tripulantes  tendrá un nivel de afinidad con nosotros que deberemos explotar  muy bien para mejorar su eficacia en combate, con un mayor incremento de  sus golpes críticos, por ejemplo, pero sobre todo en la parte de  profesiones de la que hablaremos a continuación. Y para ello nada mejor  que complacerles con respuestas que casen con su código de conducta, que  nada tiene que ver con la moralidad de nuestras acciones, o  brindándoles una serie de regalos que podremos obtener durante la  partida. Así, lograremos también ahondar más en la historia de estos  personajes que, en los momentos de intimidad, se abrirán a nosotros  contándonos su pasado y lo que esperan del futuro junto a nosotros. Estos aliados permiten además que los jugadores puedan afrontar misiones heroicas  sin necesidad de formar un equipo humano completo, ya que estos pueden  suplir los huecos de forma eficiente; aunque es una opción poco  recomendable en los enfrentamientos más duros. Pero además, también  podemos recurrir a nuestra tripulación para vender los objetos de menor  calidad automáticamente mientras nosotros continuamos recorriendo el  mundo, o usarles para realizar las habituales labores de crafting (las profesiones dentro del juego).
Para ello, se ha optado por un sencillo e intuitivo menú  en el que aparecen todas las misiones que pueden afrontar nuestros  tripulantes, los objetos que podrían conseguir en caso de completarlas  con éxito, el coste económico que tendrá realizarlas, y el tiempo que  estarán fuera cumpliendo dichas tareas. Por tanto, en un momento dado  podemos tener a toda nuestra tripulación realizando este tipo de labores  mientras nosotros seguimos disfrutando del juego sin ninguna  interrupción, lo que nos parece genial. Pero además, también se han  incluido detalles francamente interesantes como la posibilidad de revertir objetos  creados por nuestros tripulantes para aprovecharnos de parte de sus  materias primas, lo que además nos permitirá aprender más recetas para  elaborar mejores objetos. También, como apuntábamos líneas más atrás, la  eficacia de nuestros tripulantes variará mucho dependiendo del nivel de  afecto que tengan hacia nosotros, lo que es otro detallazo con mucho  sentido dentro del juego (¿cómo va a trabajar bien alguien que te odia a  muerte?).
República o imperio 
Aparte del habitual PvP de mundo abierto que permite a los jugadores de distintas facciones atacarse mutuamente en cualquier momento, y el citado planeta Illum, en el que los usuarios de nivel máximo se enfrentarán constantemente entre sí en lo que se ha definido como World PVP, BioWare ha incluido tres arenas de batalla con propuestas de juego completamente distintas para que los aficionados al combate puro y duro puedan desquitarse a gusto. La más simpática y original se trata, por supuesto, del Huttball, que es una suerte de competición deportiva en la que los jugadores deben transportar la pelota a la zona de gol del equipo contrario, con opción de pasar la bola a miembros de un mismo equipo bajo el riesgo de que se la intercepten los contrarios. Algo que puede ser infernal si tenemos en cuenta que todos los jugadores cuentan en su haber con armas y poderes ofensivos devastadores, y que el escenario está plagado de trampas como pozos de ácido, cañones de aire y parrillas escupe fuego que pueden causar auténticos estragos. Lo mejor es que contamos con unos comentaristas de fondo que hacen todavía más amenos estos encuentros en los que se pueden pasar muy buenos ratos.
Aparte, contamos con un escenario de combate muy tradicional en el que un equipo actúa primero como atacante y después como defensor en el interior de una gran nave espacial, y otro sobre la superficie de Alderaan donde se deben conquistar y mantener hasta tres puntos de control el máximo tiempo posible, para derribar el gran crucero de batalla del bando contrario. Escenarios que resultan muy divertidos pero que se nos antojan algo escasos en este momento.
También es importante destacar las diferencias de equipo  existentes entre los objetos que podemos conseguir durante el juego en  sí, y los que obtendremos de forma exclusiva de los vendedores PVP  gracias a las insignias de valor que se nos concederán durante  estas partidas (los jugadores pueden premiar a los mejores competidores  votándoles al final de cada batalla, así como obtener distinciones por  cumplir determinadas acciones). Algo que no satisface a todo el mundo al  considerar injusto que se equiparen las habilidades de todos los  personajes durante los combates en estas arenas, sin tener en cuenta el  equipo épico obtenido en algunas de las misiones más difíciles del  juego; del mismo modo que no ven justo que un usuario con un buen equipo  PVP asalte a otro fuera de estas áreas aprovechándose de sus ventajas.  Pero en este punto, consideramos que actualmente ambas facetas de juego  conviven francamente bien y está por ver todavía qué tal se desarrollan  los acontecimientos cuando más jugadores alcancen el nivel 50 y pueda  medirse, de verdad, el equilibrio existente entre las distintas clases  en el cruento planeta de Illum.
En este caso, cada jugador puede especializarse en tres tipos de profesiones destinadas a la recolección de materias primas y elaboración de objetos,  con combinaciones lógicas para que los usuarios puedan fabricarse sus  propios objetos sin depender de otros jugadores (aunque solo serían los  de un tipo), aunque cada uno es libre de optar por la vía que desee. En  este sentido, las opciones resultan amplísimas, con la posibilidad de  crear sables de luz, armaduras de todo tipo, equipo ofensivo, vestuario  para los usuarios de la Fuerza, modificadores para el equipo y la nave,  etc. Pero lo más interesante, como decíamos, es que serán nuestros  tripulantes los que desempeñen estas labores, dejándonos a nosotros  libres de andar recorriendo todo el universo en busca de materias  primas.

Cada  región cuenta con varias zonas conocidas como "Áreas de historia", que  solo son accesibles por el jugador en momentos puntuales de la trama.
Y lo mejor lo hemos  dejado para el final, ya que el especializarse en este tipo de  profesiones y ser buenos en ellas nos podrá sacar de más de un apuro  durante las temibles Flashpoints. Por poner algunos ejemplos, un  experto en mecánica podrá activar droides para que luchen junto al grupo  o actúen como sanadores, mientras que un experto en arqueología podrá  descifrar sellos ancestrales que abran rutas alternativas para que el  equipo evite pasar por tramos atestados de enemigos. Cada Flashpoint  cuenta con varios de estos puntos de interés y es algo que fomenta de  una forma increíble la rejugabilidad, puesto que dependiendo del grupo  con el que se disfrutan estas partidas las batallas pueden ir por unos u  otros derroteros.

Actualmente  hay dos raids para jugadores de alto nivel que presentan un nivel de  dificultad bastante elevado, como la mayoría de Flashpoints.
Aparte del habitual PvP de mundo abierto que permite a los jugadores de distintas facciones atacarse mutuamente en cualquier momento, y el citado planeta Illum, en el que los usuarios de nivel máximo se enfrentarán constantemente entre sí en lo que se ha definido como World PVP, BioWare ha incluido tres arenas de batalla con propuestas de juego completamente distintas para que los aficionados al combate puro y duro puedan desquitarse a gusto. La más simpática y original se trata, por supuesto, del Huttball, que es una suerte de competición deportiva en la que los jugadores deben transportar la pelota a la zona de gol del equipo contrario, con opción de pasar la bola a miembros de un mismo equipo bajo el riesgo de que se la intercepten los contrarios. Algo que puede ser infernal si tenemos en cuenta que todos los jugadores cuentan en su haber con armas y poderes ofensivos devastadores, y que el escenario está plagado de trampas como pozos de ácido, cañones de aire y parrillas escupe fuego que pueden causar auténticos estragos. Lo mejor es que contamos con unos comentaristas de fondo que hacen todavía más amenos estos encuentros en los que se pueden pasar muy buenos ratos.
Aparte, contamos con un escenario de combate muy tradicional en el que un equipo actúa primero como atacante y después como defensor en el interior de una gran nave espacial, y otro sobre la superficie de Alderaan donde se deben conquistar y mantener hasta tres puntos de control el máximo tiempo posible, para derribar el gran crucero de batalla del bando contrario. Escenarios que resultan muy divertidos pero que se nos antojan algo escasos en este momento.

El  Legado de nuestro héroe es un reconocimiento que se nos concederá al  completar parte de la trama, aunque de momento su función es un misterio  más allá de la promesa de beneficios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario